Surgiste de la noche
y había flores en tus manos,
ahora surgirás de entre una confusión de gente,
de un tumulto de charla sobre vos.
Yo que te he visto entre las cosas primordiales
me enfurecí cuando escuché tu nombre
en sitios ordinarios.
Quisiera que las frescas olas fluyeran por mi mente,
y el mundo se secara como una hoja mustia
o como un diente de león para así ser barrido,
de modo que pudiera encontrarte de nuevo,
a solas.