Por otra parte, está también la valoración de la riqueza en su devenir histórico y su impacto en el bienestar. Retomando el artículo antes mencionado, «aunque el estadounidense medio gana hoy el doble que en 1957, el porcentaje de los que se declaraban entonces “muy felices” ha descendido del 35 % al 30 %».4 Pensemos que un pobre, a día de hoy, tiene acceso a cosas que los ricos del pasado no podían siquiera imaginar: agua corriente, calefacción central, aire acondicionado, todo tipo de productos de consumo, televisión, conexión a internet, y un infinito etcétera