La edición como proceso comprende la realización de una serie de tareas relacionadas con los componentes textual, gráfico y de producción, lo cual determina algunas de las funciones que deben desarrollarse en una editorial para producir los libros y demás publicaciones que conforman la oferta que ésta pone a disposición del mercado. Una vez la editorial ha recibido un manuscrito, el desarrollo del proceso de edición requiere la intervención de profesionales que ejercen diversas funciones como la dirección editorial, la gestión de derechos, la evaluación de manuscritos, la redacción, la traducción, la corrección y la edición de textos, el diseño, la ilustración, la maquetación y la producción. A menudo, una sola persona ejerce distintas funciones relacionadas con la edición, la comunicación, la promoción y el mercadeo, sobre todo en aquellas editoriales pequeñas que tienen una estructura unipersonal o en las que, además del editor, no hay más de dos o tres personas en plantilla. La ejecución de varias funciones de naturalezas afines o disímiles por parte de una sola persona con frecuencia supone la adquisición de conocimientos y el desarrollo de destrezas que, al sumarse, terminan por conformar un amplio abanico de saberes y competencias.