Justo antes de que cayera la noche, Hannibal estaba a punto de llegar al castillo Lecter a través del bosque. Cuando contempló la edificación, le sorprendió no sentirse desbordado por las emociones. Ver el hogar de la infancia no es la panacea definitiva, pero sí ayuda a averiguar si uno está destrozado, cómo y por qué, suponiendo que uno quiera averiguarlo.