En noviembre de 1985, una erupción volcánica arrasó con el pueblo colombiano de Armero y lo enterró debajo de toneladas de rocas y lodo. Entre los sobrevivientes había varios niños pero, en el caos, fueron trasladados a otros lugares y nunca se volvió a saber de ellos. Tres décadas han pasado y todavía queda una pregunta: ¿Qué pasó con los niños desaparecidos?