Partiendo del principio de que los órganos digestivos constituyen la oficina donde se fraguan la salud y la vida del cuerpo y apoyado en los sólidos y bien fundamentados principios de su ya clásica doctrina térmica, Lezaeta Acharán expone claramente cómo se llega al diagnóstico y tratamiento de numerosos males y dolencias utilizando esa delicada y activa membrana que es el iris humano.