Parece que las bacterias se comunican en colores.
Se mandan advertencias con verdes azulados
o con grises verdosos & los humanos interpretan
que se sienten en peligro o que el deseo las embarga.
La rata maderera hace un nido de haches. Acapara
los siete silencios diminutos. Los cuervos en el pino
pueden contar las caras con exactitud como los escritores
que se sienten ninguneados en su arte.
Mi papá se pasó toda la vida pensando
en el dinero aunque sabía que es la causa
de casi toda esta violencia estúpida,
& me tenía por una persona sensata;
tenés el químico de la sensatez, decía.
No hubo tragedia entre nosotros,
a diferencia de lo que el pobre Joyce
escribió sobre su hija: que le corrió la cara
a ese chofer maltrecho que es el mundo
yo no le corrí la cara porque no sé
dónde está, está por todas partes, & cuando
da la sensación de que la pura nada sobrevino,
sé que otro animal ya se prepara
sin nación, insensato;
pensar en eso me consuela un poco–