La persona con vacío existencial se aburre con frecuencia, es pesimista y padece de apatía. No encuentra nada que le genera entusiasmo o que le provoque alegría: por el contrario, siente que no hay ningún objetivo que valga la pena.
Es importante tener en cuenta que, en determinadas situaciones, es normal que un sujeto sienta un vacío. Eso sucede, por ejemplo, cuando se muda o cuando sufre la muerte de un familiar. Si dicha sensación de vacío se extiende en el tiempo, puede hablarse de un vacío existencial debido a que la persona no logró “llenar” ese espacio con otra motivación o emoción.