Hace mucho, mucho tiempo, antes de convertirme en una artista afligida, atormentada por el deseo pero incapaz de establecer vínculos duraderos, era la gloriosa soberana que unificaba al fin un país dividido: eso me dijo la adivina que me leyó la palma de la mano. Te esperan grandes cosas por delante, o tal vez por detrás: es difícil decirlo a ciencia cierta. Y sin embargo, agregó, ¿cuál es la diferencia? Ahora sos una nena de la mano de una adivina. Todo lo demás son hipótesis y sueños.