Axel y Valentín finalmente sacan el conejo de la galera, largan el rollo, se animan a hablar, se van de lengua, destapan la olla, sacan al gato de la bolsa, descubren el pastel, desembuchan todo, confiesan hasta lo inconfesable, cantan todo lo que se puede cantar, sueltan la sopa, sacan los trapitos al sol, se van de boca, aflojan la lengua, nos mojan el oido, sacuden la mata, se pasan tres pueblos, develan el misterio sin pelos en la lengua, terminan de levantar la perdiz… En otras palabras, estos dos finalmente lo cuentan todo. Y quizá por última vez. Era hora.