«Unos años más y me corto la coleta. Tengo la sensación de haber estado diciendo esas palabras la mitad de mi vida. Es así como funciona este mundo, y la razón por la que nunca puedes escapar de él. Todos esos favores que deben devolverse de un modo u otro. Siempre en deuda; nunca libre. Ello es aplicable a todos los habitantes de los bajos fondos y el modo en que se capta a los que no son delincuentes. Una pequeña deuda que pasa a ser grande; una deuda ficticia por un honor mancillado que deviene gigantesca. Una vida de mierda. Un mundo de mierda. Por suerte la voy a palmar pronto. En la vida saldré del talego si me trincan. En estos momentos, el mundo me importa un comino. El reloj me acecha con su látigo.»