Sebastián se ha convertido en Una Especie de Dios, tiene a su alcance un poder infinito y ha traspasado los límites. Puede manipular a su gusto la mente de las personas, decidiendo como y cuanto deben saber o incluso quienes deben ser. Pero toda acción tiene su consecuencia, y ninguna intervención en el orden natural de las cosas es gratuita o inocua. Administrar un poder
infinito no es tan fácil como podría parecer. Finalmente, es el destino, ese maldito destino el que dicta los resultados.