En toda su obra literaria, John Steinbeck tuvo una gran preocupación: reflexionar sobre las injusticias sociales y las clases desfavorecidas de los Estados Unidos. Un ejemplo maravilloso de eso es su novela “Las uvas de la ira”, ambientada en la década del 30 luego del gran crack financiero. Pero el fin de este episodio no es resaltar la obra del Nobel de Literatura.
Esta carta muestra la sensibilidad no ya del escritor sino del padre. A finales de 1958, su hijo Thom le escribe para confesarle que está enamorado de una chica que se llama Susan. El novelista le contesta esta carta con su visión sobre el amor. Es un texto lleno de ternura y de una gran sensibilidad. Lee el actor Arturo Puig.
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Querido Thom:
Recibimos tu carta esta mañana. Voy a responder desde mi punto de vista. Y, por supuesto, Elaine lo hará desde el suyo.
Primero. Si estás enamorado, eso es algo bueno. Es lo mejor que le puede pasar a cualquiera. No permitas que nadie te haga sentir que es poco o que lo que sientes no tiene valor.
Segundo. Hay varios tipos de amor. Uno es el egoísta, el que sujeta, el que utiliza al amor para su conveniencia. Ese es el tipo de amor feo y el que paraliza. El otro es un derroche de todo lo bueno en ti, de bondad, consideración y respeto. No sólo el respeto social por las costumbres, sino el mayor respeto: el reconocimiento de la otra persona como única y valiosa.
El primer tipo de amor puede hacer que te enfermes, te hagas pequeño y débil; el segundo puede liberar en ti la fuerza, el coraje y la bondad, e incluso, la sabiduría que no sabías que tenías.
Dices que el tuyo no es un amor adolescente; si tú lo sientes tan profundamente, por supuesto que no es adolescente. Pero no creo que con tu carta quieras preguntarme qué es lo que sientes. Tú lo sabes mejor que nadie. ¿En qué puedo ayudarte? Quizás pueda decirte algunas cosas.
¡Gloria al amor! Debes estar alegre y agradecido por ello.
El objeto del amor es lo mejor y más bello. Trata de vivir conforme a él.
Si amas a alguien, no hay daño posible en decirlo. Sólo hay que recordar que algunas personas son muy tímidas, y a veces se debe de tomar en consideración esa timidez. Las niñas tienen una forma de conocer o sentir lo que sientes, pero por lo general también les gusta escuchar.
A veces sucede que lo que sientes no es correspondido o recíproco por una razón u otra, pero eso no hace que tu sentimiento sea menos valioso o bueno.
Por último, conozco tus sentimientos porque yo los tengo y me alegro de que tú los tengas también.
Estamos a tu disposición y para complacer a Susan. Ella será muy bienvenida. Elaine cumplirá con todos los protocolos y muy contenta de recibirlos. Ella también sabe de amor y tal vez te pueda ayudar más que yo.
Y no te preocupes por perder. Si es correcto, sucede. Lo principal es no apresurarse. Nada bueno se escapa.
Con amor,
Papá.