Fue escrita durante el boom, cuando esta narrativa era partidaria de un cambio revolucionario del sistema político y económico. Durante ese tiempo todo novelista escribió desde allí. Guzmán fue uno de los independientes que descuidaron la contingencia política y económica para escribir desde otro lugar. Propuso que el mundo es lo que cada uno ve: oscuro y pesimista desde una siquis, y luminoso y alegre desde otra. Dos mundos diferentes, Job y Boj. A pesar del pesimismo de Job, la novela siempre es graciosa, liviana e irónica. Ese es su milagro, que levanta lo sombrío mediante la ironía y la apertura hacia lo otro. Quizá el silencio de la crítica mundial respecto de esta extraordinaria novela tuvo que ver con esa postura política libre.
