A Antonia ya no le importa que sepan que es una persona neurodivergente e intersexual. Como quienes pertenecen a la diversidad neurológica, ella ha sufrido discriminación; sus palabras y su sentir no tiene valía. Alejandra del Castillo nos cuenta la historia de una niña neurodivergente que fue abusada y que desde joven se prometió no acabar sus días en un hospital psiquiátrico. Hoy, Antonia es una mujer que trabaja por las infancias neurodivergentes y por otras mujeres como ella.