¿Hace cuánto no le decís te quiero a un amigo? ¿Por qué nos cuesta tanto a los hombres expresar las emociones? Esta carta tiene como protagonistas a dos hombres, que son amigos y que comparten el oficio del humor gráfico. El dibujante rosarino Tomi Müller, conocido por tu nombre artístico El Tomi, le escribe a su colega y amigo Roberto Fontanarrosa, a diez años de la muerte de “El Negro”. Aprovecha para decirle te quiero. Recuerda una de esas charlas sin sentido que tienen los amigos, que justamente son la pulpa de cualquier amistad. Y, sin dejarlo explícito, le dice cuánto lo extraña. Lee el locutor y periodista Quique Pesoa.
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Hola, Negro, te escribo para decirte que te quiero, a lo mejor te parece una boludez, pero igual te la digo. Porque estuve pensando en la cantidad de veces que uno no dice ‘te quiero’ cuando lo tiene que decir, y entonces me vino a la memoria aquella tarde en la que hablábamos de porqué las frases célebres son célebres. Me acordé y me dije, le voy a escribir al Negro para decirle que lo quiero.
Resulta que vos no creías en las frases célebres. Vos, justamente, que resolvés cada uno de tus chistes con una frase célebre que lo convierte siempre en el mejor chiste del mundo, no creías en las frases célebres. ¿Te acordás?. Entonces decidí reírme un rato, y a pesar de que tus teorías eran poco menos que irrebatibles, tratar de demostrarte que las frases célebres tienen algún valor, qué se yo, a lo mejor anecdótico, no sé, pero alguna enseñanza dejan, algo que las hace perdurar en el tiempo, que las hace ser transmitidas de generación en generación.
No alcancé a emitir ni un sonido y vos me dijiste -Fijate en aquella frase que dijo San Martín, por ejemplo, ‘serás lo que debas ser o si no, no serás nada’, es una boludez- Yo te miré tratando de repetir en silencio la frase de San Martín en mi cabeza para analizarla. Por un momento me sentí como el Quijote cuando se volvía loco intentando entender aquellos trabalenguas de los libros de caballería, tales como el archiconocido ‘la razón de la sinrazón que a mi razón se hace’, y cuando me decidí a elaborar una respuesta vos ya estabas resoplando una risita socarrona mientras murmurabas -pensala, es una verdadera boludez-.
Mucho tiempo después, más precisamente cuando te fuiste ahí adonde estás ahora, pensé en aquella tarde de las frases célebres, de esa casi falta de respeto a los próceres y de la casi falta de respeto que la vida tuvo con vos, y me reí, primero despacito, después mucho, después no podía parar, y al final lloré. Tenías razón, las frases célebres son una boludez.
Y por eso te escribo, para decirte que te quiero, aunque para vos ‘te quiero’ puede que sea la frase célebre más célebre de todas y por ende, la que más posibilidades tiene de ser una boludez… y creo que seguís teniendo razón, como en cada uno de tus chistes, a los que con una sola frase célebre los convertís siempre en el mejor chiste del mundo. Bueno, era eso nada más. Chau, o sea, chau de nuevo, Negro. el Tomi