El hombre que llega a la casa es un completo desconocido, pero sabe que lo que vende, el Libro de Arena, será codiciado por el dueño del hogar. Y no se equivoca. Cuando el narrador toma entre sus manos el objeto en cuestión, la atracción es irresistible. El libro es poderoso, pero lejos de lo que se sospecha, no permite que nadie lo domine.