Si te interesa el periodismo… Si sos amante de la no ficción. O si, simplemente, te gustan los libros sobre crímenes seguro conocés al escritor de esta carta y a su obra maestra. Me refiero a Truman Capote y a esa brillante investigación llamada “A sangre fría”.
El libro se centra en la historia del asesinato de una familia en un pueblo rural de Kansas. Una serie de muertes sin ningún sentido, que dio lugar a la investigación y al nacimiento de una nueva corriente llamada Nuevo Periodismo. Aunque, para ser sinceros, Rodoldo Walsh ya había hecho algo similar -y tan bueno- en “Operación masacre”.
Uno de los asesinos, que luego fue capturado y sentenciado a pena de muerte, se llamaba Perry Smith. Capote investigó a fondo su vida para escribir el libro. Incluso, algunos biógrafos dicen que fueron pareja. Importa poco eso. Lo cierto es que Capote, a raíz de su profunda investigación, conoció muy bien su historia. Pero Perry, claro, sabía muy poco del escritor. Un día, el asesino se lo hizo saber. Le preguntó quién era él y quiso saber de su historia. Capote le contestó esta carta en la que descorcha recuerdos de una vida quizás tan dura como la del asesino. Lee el actor Lucas Ranzani.
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Querido Perry :
Ayer por la noche me desperté de repente, pensando: Perry dice que no sabe nada sobre mí, nada a ciencia cierta. Me quedé levantado y dándole vueltas, y me di cuenta de que, en algún sentido, era verdad. No conoces ni siquiera los acontecimientos superficiales de mi vida, que guarda unas cuantas similaridades con la tuya.
Fui hijo único, y muy bajito para mi edad: siempre fui el más bajo de la clase. Cuando tenía tres años, mi madre y mi padre se divorciaron. Mi padre (que se ha vuelto a casar en cinco ocasiones) era un viajante de comercio, y pasé gran parte de la infancia recorriendo el sur a su lado. No era malo conmigo, pero nunca me gustó, ni entonces ni ahora. (Nunca lo veo, vive en Nueva Orleans).
Mi madre, que sólo tenía dieciséis años cuando me dio a luz, era muy guapa. Se casó con un hombre moderadamente rico, un cubano, y después de cumplir yo diez años fui a vivir con ellos (casi siempre en Nueva York). Por desgracia, mi madre, que sufrió varios abortos y de ello resultaron problemas mentales, se volvió alcohólica y convirtió mi vida en una pesadilla. Acabó suicidándose (somníferos).
Dejé la escuela a los dieciséis y desde entonces me he mantenido yo solo: entonces encontré trabajo en una revista (había empezado a escribir a muy temprana edad).
Siempre fui una persona precoz, tanto intelectualmente como artísticamente, pero inmaduro a nivel emocional. Y, desde luego, he tenido problemas emocionales, casi siempre por la “pregunta” que tú también me hiciste la última visita y que te contesté sinceramente (y no es que la respuesta no fuera obvia).
Este es un currículo muy resumido, pero no estoy habituado a hacer este tipo de confidencias. En cualquier caso, no me importa contártelo.
Siempre,
Truman