Todos somos diferentes. No hace falta ser un científico de cohetes para saberlo.
Sin embargo, cuando se trata de tratar con personas que no tienen la misma personalidad que la tuya, ¿como reaccionarías?
Que hayas sido un bromista no significa que puedas hacer reír a un director general de una empresa multinacional. Que te apasione la gente, no significa que tu jefe piense igual que tú. Que no quieras hacer daño a tu mejor amiga, no significa que debas ocultarle la información desagradable (ser engañada por el novio).
Cuando trabajaba en una empresa de joyería, no tenía ni idea de lo que le pasaba a mi jefe, que no paraba de forzar el límite de sus empleados para trabajar horas extras. Cuando eso ocurría, algunos de los empleados empezaban a murmurar y a quejarse de que no tenían suficiente tiempo para pasar con sus familias o seres queridos. Para estos empleados, las relaciones con sus seres queridos significan mucho para ellos.
Por otro lado, mi jefe tenía una idea totalmente diferente sobre todo el incidente. Sólo tenía una cosa en mente: cumplir la promesa, los mejores productos y un servicio excelente a su gran cliente. No es difícil entender por qué seguía llevando al personal al límite. No importa lo que cueste, su prioridad es mantener su negocio en la cima de la industria.
