Doña Luisa Martel de los Ríos, esposa de don Gerónimo Luis de Cabrera, se había vestido de gala. Catalina contuvo una sonrisa. «Soberana del espacio vacío, virreina de desiertos, reina de rancherías», enumeró. En el último tramo del camino, la señora se había echado encima una capa de terciopelo verde y un sombrerito adornado con topacios. «No por mí», había dicho, «que no soy vanidosa. Lo hago por mantener en alto el esplendor de España y no desmerecer a mi esposo en el rango que desempeña»
La nombró de varias formas, lo cual dejo en claro que la veía como una reina, aunque no sé si es burla o que. (Tarea de lengua)