Fantasmas y supercherías —repitió el anciano, cuya desaprobación se desvió hacia el pelmazo. La voz del revisor resonó en el pasillo a lo lejos. Aunque débil, la fuente de la que provenía esa voz fue suficientemente sólida—. Hum... son términos engañosos. El verdadero lenguaje carece de palabras, lo cual explica, señor, por qué algunas personas que abusan de ellas no son en absoluto comprensivas