El rechazo y el alejamiento de la familia conllevan implicaciones devastadoras para la salud a largo plazo. También tienen un impacto material. Para algunas niñas, la única opción es irse de casa. Otras no tienen ninguna opción: sus padres las echan. En consecuencia, las adolescentes y jóvenes trans tienen muchas más probabilidades de vivir en la calle que sus homólogas cis.