Andrés Anwandter

la inocencia es un traje de invierno
william blake

volviendo
a revolver
los recuerdos
los dedos no entienden
las cosas que tocan
una canción
en la guitarra
por ejemplo
puras partículas de aire
en movimiento

centro de mesa

cosecha las ideas que quisiste
cultivar cuando joven
ideas por ejemplo
acerca del amor
las flores que brotaron primero
fueron acaso
un homenaje a la pujanza de la vida
por falta de otro nombre mejor
los frutos extraños bulbos
de color indefinible
azumagados
nadie nunca los probó
y terminaron por supuesto
pudriéndose en un plato
bajo una nube de moscas minúsculas

make sense

hará sentido
decirte algo
por esta vía
tan desusada
después de tantos
años
al momento de ser
publicados
estos versos
que recorto
de mis supuestos
diarios
secretos
obtenidos
de tanto trabajar
el lenguaje
en vez de hablarlo
simplemente
todas las formas
de aplazar
el cumplimiento
del deseo
con teorías
erróneas
o demasiado
generales
sobre las cosas
que no pasaron
nunca al final
entre nosotros
habrá habido
más cercanía
menos espacio
para moverse
sobre el colchón
cada noche
monitoreando
el avance
de una grieta
en el techo
una gotera repetida
en el oído

nunca fue mía la lengua
que regalé al escribir
nunca me dieron las gracias
por haber escrito poco
nunca antes nadie
hizo menos
nunca más dejaremos
que pase algo así
nunca en verdad significa
casi nunca
nunca nunca en general
se dice nunca jamás

besa a los hijos
que jamás
tuvimos
entre nosotros
al acostarlos
cuéntales
cuando no entiendan
aún
lo que escuchen
por la noche
cuchichear
a los adultos
en los cuales
nos habremos
convertido

pasan décadas enteras
en la música de fondo
pero nadie
está pescando
de verdad
pasan décadas de largo en una fiesta

falsa diégesis

que escuchen
o no
los actores
la música
que tocan
de fondo
no es el tema
principal
de la película
aumenta
su volumen
por encima
de algunas
escenas
cruciales
volviéndose
así
incidental
un avión
que atraviesa
los cielos
es un acorde
suspendido
de segunda
que ensombrece
un momento
la tarde
no suena el teléfono
no va a sonar

el verano
reducido
a dos semanas
de vacaciones
la realidad
a una serie
de variables
que calibra
en su cabeza
sentado
sobre una silla
de playa
mientras se forma
distante
una tormenta
que cubre
el horizonte
tras el diario
del domingo
por la tarde
pegado
al teléfono
en lugar de los signos
evidentes
del desorden
de las estaciones
es decir el ocaso
del capitalismo
como lo conocemos
según un libro
que no ha podido nunca terminar

un domingo en la noche
es normalmente otro
domingo en la noche
más sumergido
en las aguas cenagosas
de un vaso
de cerveza que sostiene
a contraluz
para comprobar
no haya sido
filtrada y circulen
por ella libres
minúsculos seres
inteligentes
moviendo
sus colas
cuando arruga los ojos
señal
inequívoca
de la inminencia del sueño
la calidad superior del producto