Marcia regresó a la habitación en la que había muerto su madre. Casi no había tocado nada desde entonces. El cuerpo, por supuesto, se lo habían llevado para enterrarlo; se había hecho todo lo que en ese sentido era necesario y se habían celebrado las exequias de rigor, pero después de aquello a Marcia le había faltado la energía necesaria para redistribuir el mobiliario, y la señora Williams, la mujer que solía ir a limpiar en aquella época, no la había animado a hacerlo