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Mieko Kawakami

  • Alejandra Arévalohas quoted2 years ago
    Sí, pobreza equivale a número de ventanas. Que no haya ventanas o cuantas menos haya: esto te dirá hasta qué punto esa persona era pobre
  • Alejandra Arévalohas quoted2 years ago
    Si me preguntaran si yo, ahora, a los treinta años, estoy en el futuro que vagamente imaginaba a los veinte, la respuesta con toda probabilidad sería que no, en absoluto.
  • aicirtaPhas quoted5 months ago
    La verdad es que no entiendo para nada cómo liga esa «primera marea» con que te salga sangre de entre las piernas por primera vez. ¡Qué asco!
  • aicirtaPhas quoted5 months ago
    Pero, luego me di cuenta de una cosa y es que mi madre tampoco tiene la culpa de que la hayan traído a ella a este mundo.
  • aicirtaPhas quoted5 months ago
    Que haya óvulos y espermatozoides no es culpa de nadie, pero estaría bien que los seres humanos dejásemos de juntarlos.
  • aicirtaPhas quoted5 months ago
    Para empezar, ¿cómo iba a ser madre teniendo yo un futuro tan incierto? No se trataba de dar a luz y ya está. En Osaka tenía una hermana que era chica de alterne, de edad madura, sin jubilación ni seguridad económica alguna, y tenía una sobrina que todavía generaba gastos, y eso sin contar que yo también empezaba a tener una edad:
  • Mara Joyhas quotedlast year
    En una palabra: Makiko ha acabado llevando casi la misma vida que mamá, que era madre soltera, se deslomó trabajando, enfermó y murió.
  • Luhanahas quotedlast year
    Que te venga la regla quiere decir que puedes ser fecundada y eso es el embarazo. Y el embarazo significa que aumentan los seres humanos que comen y piensan. Eso me parece algo excesivo, desesperanzador. Yo jamás tendré un hijo, esa es mi intención
  • Luhanahas quotedlast year
    En fin, aquel era un asunto de mañana, y las cosas de mañana ya las pensaría cuando llegase mañana
  • Luhanahas quotedlast year
    —Sí. Un daño horroroso. Dar de mamar también dolía lo suyo, ¿sabes? Te muerde, te chupa, te sale sangre, te sale pus, se te ponen duros, viscosos y, con costras y todo, hala, volver a empezar. Las veinticuatro horas del día. No te cuento lo que me dolió.
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