las esporádicas dragonizaciones femeninas aparentemente espontáneas (en realidad no son espontáneas, pero eso lo trataremos más adelante en este mismo artículo) casi siempre aparecen seguidas de un rechazo universal a aceptar los hechos y un acuerdo general de olvidar eventos que se consideran demasiado alarmantes, demasiado caóticos,