Susana de la Higuera Glynne-Jones

  • Marcia Ramoshas quotedlast year
    Son las personas más entrañables que pueda uno imaginarse, salvo por... salvo por el hecho de que nunca comprendí cómo me adoptaron; me refiero a que la legalidad del asunto no deja de ser dudosa
  • Laura Segoviahas quotedlast year
    Mia vuelve a casa después del entrenamiento de hockey sobre hierba. Mia se quita la camisa que lleva sobre la camiseta. Mia en pantalones cortos.
    Él la ha visto, el padrastro. Por el rabillo del ojo.
    Por las noches a la hora de la cena. Hay algo diferente. El padrastro bebe más de lo que solía beber, sobre todo cerveza. A menudo, no mira a Mia adrede. Cuando antes se dirigía a Mia, hablaba y reía, como hacía con los chicos. Ahora, no-mira.
    Aunque, cuando lo hace, le pregunta por la pulsera de plata. («¿Por qué no la llevas puesta, Mia? No la habrás perdido, ¿verdad?»). Su tono es a la vez autoritario y melancólico. El acosador es siempre el que ha sido herido.
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