Satoshi Yagisawa

Me di cuenta de que una parte de mí todavía no había dejado atrás aquello.

Pues entonces vamos. Libérate del rencor o los fantasmas del pasado continuarán atormentándote hasta el fin de tus días.

Pero él nunca me había considerado como una novia formal: solo era un pasatiempo. ¿Fui ingenua o él era un miserable?

Después de todo lo que me había esforzado por llegar aquí, volver hubiera sido como admitir mi derrota.

Para una hija única con un carácter reservado como el mío, ese tío era una especie de hermano mayor al que me moría de ganas por ver.

Por decirlo brevemente, quería ver el mundo con mis propios ojos. Ponerme a prueba. Quería una vida que fuese solo mía, de nadie más.

Incluso ahora hay veces en las que tengo dudas. Pero ¿sabes qué? No siempre es fácil entender lo que se quiere de la vida. De hecho, entenderlo lleva toda una vida.

No, no creo. A veces es necesario parar. Es como una parada en un largo viaje.

¿No había una poesía de Taneda Santōka que hablaba de ello? «Te haces camino entre los montes y solo encuentras otros montes».

Pero los viajes no duran eternamente. En algún momento se debe echar raíces. Pensaba que nuestro sitio final era el mismo, pero me equivocaba.