números son importantes en las Sagradas Escrituras, y a menudo son algo más que una simple medida cuantitativa. El número cinco, como en los cinco maridos de la samaritana, puede significar también otras realidades. San Buenaventura enseñó que el número cinco en el pasaje de la samaritana estaba conectado con el número cinco en el relato del rico y el pobre mendigo Lázaro en el Evangelio de San Lucas (cfr. Lc 16:28). En esa parábola, Jesús cuenta la historia del hombre rico que se encuentra en el Hades tras haber ido de banquete en banquete durante toda su vida, y de haberse desentendido del pobre Lázaro que mendigaba a su puerta. En medio de su suplicio en el Hades, el hombre rico levanta la vista y ve a Lázaro feliz en el cielo. El rico teme que sus cinco hermanos, que todavía viven, acaben del mismo modo que él, así que le pide a Abraham que envíe a Lázaro a sus cinco hermanos y que les diga que se arrepientan mientras aún están a tiempo. San Buenaventura dice: «Por el número cinco se entiende que aquellos se habían entregado a los cinco sentidos corporales, según lo que se le dijo a la samaritana en Juan 4:18: ‘Has tenido cinco maridos…’»[2]. Los hermanos representan los cinco sentidos que el rico había estado satisfaciendo durante su vida. La referencia a los cinco maridos de la samaritana nos ayuda a recordar la trampa de entregarse a la satisfacción de los cinco sentidos, una satisfacción que le causaba a la samaritana mucho sufrimiento y que le impedía la relación con los demás. Sin embargo, en un momento determinado de aquel modo de vida, lo que era doloroso e hiriente resultó ser bueno y verdadero.