Patrick Suskind

seducción que despliega el olor es implacable: se instala en nosotros y sella su poderío en los tejidos de la memoria.

Siempre se trata de dinero. Cuando alguien llama a esta puerta, se trata de dinero.

Cimetiére des Innocents.

las catacumbas de Montmartre

—Está poseído por el demonio

—No huele a nada en absoluto —contestó la nodriza.

¿Acaso tiene que apestar? ¿Apestan acaso tus propios hijos?

—No —respondió la nodriza—. Mis hijos huelen como deben oler los seres humanos.

parece al olor del caramelo, ¡no podéis imaginar, padre, lo dulce y maravilloso que es! Una vez se les ha olido aquí, se les quiere, tanto si son propios como ajenos.

¡yo, Jeanne Bussie, no me vuelvo con esto a casa!

Sobre sus rodillas yacía un ser extraño y frío, un animal hostil, y si no hubiera tenido un carácter mesurado, imbuido de temor de Dios y de criterios racionales, lo habría lanzado lejos de sí en un arranque de asco, como si se tratase de una araña.