No sabes lo que se siente al encontrar a tu media naranja —prosigue en voz baja y con dureza—. Me conformaría con cualquier cosa que decidiera entregarme: una ínfima parte o todo su ser. Me conformaría con pasar una sola noche con ella, aunque fuera a perderla por la mañana, y me aferraría a ella de por vida. La aceptaría de todas las maneras posibles: sana, enferma, cansada, llena de energía o enfadada, y sería un puto privilegio. Aceptaría sus problemas, sus obsequios, sus cambios de humor, sus pasiones, sus bromas, su cuerpo... Aceptaría absolutamente todo lo que ella decidiera entregarme.