Mario era un militante crítico que pronto se alejó del partido sin fraccionarse, un atormentado que quería ser pintor, un moralista de izquierda para quien lo fácil y lo feliz siempre resultaban sospechosos, sosteniendo a cambio la incomodidad y esfuerzo como valor, también el verticalismo: la proletarización de mi ocio era, en realidad, el verdugueo de