Guillermo Schavelzon

Todo buen libro debe aparecer en el momento oportuno, en la editorial conveniente y rodeado del entusiasmo que merece, de lo contrario se tratará de una publicación perdida” (Kurt Wolff, Leipzig, 1913)

Siguieron dos o tres años tristísimos en los que tuvo que ingresar a Luz en una residencia de cuidados especiales, cuando ella ya no reconocía a nadie, ni siquiera a él, y no podía vivir sin atención especial. Fue una decisión muy dolorosa para Mario, la más dura de las que tuvo que tomar. Cuando en uno de mis viajes a Montevideo lo acompañé a visitarla, ella ya estaba inconsciente, acurrucada en la cama, estado del que ya no se recuperaría. Mario había contratado tres turnos de enfermeras que la cuidaban, él iba a visitarla todas las tardes, se sentaba a su lado y le leía algo en voz alta. Luz no reaccionaba, estaba sedada, y así lo estuvo hasta el final. Luz López Alegre y Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia estuvieron casados sesenta años. Todos los libros que él publicó le estuvieron dedicados

Rulfo era triste, como sus historias, pero con una fuerza enorme

Elena Poniatowska es la voz de quienes no tienen voz, porque fueron fusilados en Tlatelolco, o porque quedaron atrapados en los derrumbes de un terremoto, o porque les quitaron sus tierras

Creía –como muchos años después dirá Ángeles Mastretta– “que los libros solo existen si alguien está dispuesto a perderse en ellos”. Rulfo conseguía perderse dentro de sus lecturas

No entendieron que la cuestión de la altura era moral

En España, nunca, nadie, le dijo al rey Juan Carlos, en ese tono irreprochablemente respetuoso, y delante de un público amplio e importante, las cosas que Elena Poniatowska leyó, mirándolo a la cara, en el discurso de recepción del Premio Cervantes 2013, desde el púlpito del Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. El Rey escuchaba como si no supiera de qué le hablaban, y el por entonces presidente Rajoy directamente miraba hacia otro lado. Pero todos los presentes, y todos los medios que retrasmitieron el acto alrededor del mundo, lo registraron muy bien. Ese discurso valiente y memorable sigue circulando ampliamente por la red

Cómo puedo haber ganado tanto dinero con unos libritos?”

Pedro Páramo, “en México nunca muere nadie, o más bien, nunca dejamos que se mueran los muertos”

El secreto de su negocio fue una revelación sorprendente, la primera vez que yo escuchaba cómo alguien sabía aprovechar la diferencia entre los dos hemisferios. Así había nacido la editorial que permitió fundar el diario El País, y de ahí venía la vocación latinoamericana de don Jesús de Polanco, que ya era, en el momento de este paseo, el hombre más poderoso de España