«Era como comerse la cena del equipo», dice Hendershot, añadiendo que en su opinión, virtualmente todo el mundo que tenía algo que ver con el equipo, estaba al tanto del dopaje: «los doctores, los soigneurs, los ciclistas, los directores de equipo, los mecánicos –todos-». El uso de sustancias era algo trivial, y decía que nunca tuvo por qué esconderlo. Después de poner las inyecciones a los ciclistas en el hotel del equipo, depositaba una bolsa de basura llena de jeringuillas y viales vacíos directamente en el cubo de la basura del hotel.