Margalí Martínez Sollmán

Adrienne Rich, que insistió en que el lenguaje podría adaptarse

¿A quién le debo el poder que hay detrás de mi voz?

siempre me demoraba, tratando de imaginar algo.

¿A quién le debo la mujer en la que me he convertido?

Su voz sonaba a una mezcla de melocotones demasiado maduros

Yo no empecé a hablar hasta que cumplí cuatro años de edad. Cuando tenía tres, el deslumbrante mundo de extrañas luces y fascinantes formas en el que yo habitaba se convirtió en la definición

En realidad, crecí con la sensación de ser un planeta solitario o un mundo aislado en un firmamento hostil o, cuando menos, poco amigable.

Adondequiera que volara el pájaro sin patas, daba con árboles sin ramas.

Las chicas Noel, Anni, la hermana mayor de Ma-Liz, volvió con su Belmar a Carriacou, donde llegó en calidad de cuñada y acabó quedándose para ser ella misma. Recordó los secretos de las plantas que le había enseñado su madre, Ma-Mariah. Aprendió otros poderes de las mujeres de Carriacou. Y en una casa de las colinas por detrás de L’Esterre, ayudó a traer al mundo a las siete hijas de su hermana Ma-Liz. Mi madre, Linda, nació entre las expectantes palmas de sus amorosas manos.

se decía que estaba plenamente entregada, como las demás hermanas del Sagrado Sacramento, a cuidar de las criaturas de Color e Indias de América. Pero el hecho de que las cuidaran no significaba siempre que les importaran. Y siempre daba la sensación de que sor MPS odiaba o bien la enseñanza o bien a las criaturas.