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Noah Gordon

  • Ximena Ahuactzin Floreshas quoted2 years ago
    Bohemia —dijo, señalando la tercera—, donde viven los eslavos y los checos
  • Ximena Ahuactzin Floreshas quoted2 years ago
    Más allá Tracia, de la que sé muy poco salvo que marca el límite final de Europa y en ella se encuentra Constantinopla. Y finalmente Persia, adonde tú quieres ir
  • Ximena Ahuactzin Floreshas quoted2 years ago
    era evidente que Rob tenía mucho que enseñarle al viejo.
  • Ximena Ahuactzin Floreshas quoted2 years ago
    y se puso furioso cuando Rob declinó amablemente su ofrecimiento.
  • Ximena Ahuactzin Floreshas quoted2 years ago
    Trabajó duramente en los espectáculos, vendió ingentes cantidades de Panacea Universal, y se sintió gratificado por lo abultado de su bolsa.

    Señora Buffington
  • Ximena Ahuactzin Floreshas quoted2 years ago
    Soñó que estaba enzarzado en combate con un odioso y anciano caballero, cuerpo a cuerpo con sus dagas. El anciano caballero se tiró un pedo y se burló de él. Rob notó herrumbre y líquenes en la armadura negra. Sus cabezas estaban tan próximas que vio
  • Ximena Ahuactzin Floreshas quoted2 years ago
    Pese a su juventud y su fuerza, Rob sabía que el puñal del espectro oscuro era despiadado y su armadura, indestructible.
  • Ximena Ahuactzin Floreshas quoted2 years ago
    Montó espectáculos sucesivamente en Northampton, Bedford y Hertford, y en cada uno de esos sitios buscó a los médicos y habló con ellos y comprobó que sus conocimientos combinados eran inferiores a los de Barber.
  • Ximena Ahuactzin Floreshas quoted2 years ago
    —¿Por qué buscas a los judíos?

    —Busco a un médico judío.

    El hombre asintió, comprensivamente.

    —Tal vez Cristo sea misericordioso contigo. Hay judíos en la ciudad de Malmesbury, y tienen un médico que se llama Adolescentoli
  • Ximena Ahuactzin Floreshas quoted2 years ago
    —Yo asistí a la universidad de Bagdad, una escuela de medicina más importante, con una biblioteca y un cuerpo facultativo mucho más grande. Claro que nosotros no teníamos a Avicena, al que llaman Ibn Sin
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