La tomo por la cintura, la estrecho contra mí, la beso. Veo desmayar sus párpados y advierto su visión lánguida. Ana está sola conmigo y aquí, en lo mío.
Ay, la corona de flores olorosas. Ay, niña, niña.
Conmigo… no, con otro. Yo no he estado ahí, con Ana. He sido un simple espectador. Lo he visto todo, aun yo mismo me he visto, y he reído a más no poder de todo, porque eso era tan deliciosamente cómico, amiguito