Descansamos; un sueño puede envenenar nuestro sueño.
Nos levantamos; un pensamiento errante enturbia nuestro día.
Sentimos, concebimos o razonamos; reímos o lloramos,
Abrazamos nuestra querida pena
o nos desprendemos de nuestros cuidados,
Es igual; porque, sea alegría o dolor,
El sendero de su partida está aún abierto.
El hombre de ayer puede no ser nunca como el de mañana;
¡Nada persiste sino la mutabilidad! [33]