Russell Romina

No puede haber un estándar universal para la justicia o la equidad, Lady Rho, pues son conceptos que solo pueden definirse en un contexto; un villano solo es un villano desde el punto de vista del héroe. No hay bondad ni maldad universales porque no puede haber un juez universal. La existencia es demasiado complicada y ambigua para semejante ingenuidad. Y por eso el mal debe coexistir con el bien… porque erradicar a uno es erradicar a ambos.

Cuando eres un exiliado sin hogar, sin voluntad propia, sin seres queridos vivos, sin esperanzas que te mantengan cuerdo, sin indicios de que vaya a finalizar alguna vez tu desesperación: entonces es cuando estás realmente muerto.

Cada vez que me enteraba de otro de sus logros a través del noticiero de Elara, me esmeraba aún más en clase para ser alguien en quien se fijaría en algunos años. Era la presencia constante en mi vida: podía discutir con Nishi y Deke, podía sacarme malas notas, podía padecer una terrible nostalgia de mi hogar, pero Mathias estaría en el solárium todas las mañanas, tan cierto como que los rayos de Helios iluminarían sus paredes de cristal.

—Sea lo que sea esto —murmura Mathias—, no creo que desaparezca jamás. —Me mira a los ojos, y el azul profundo de su mirada parece tan suave como las nubes—. Pase lo que pase, Rho… una parte de mí siempre estará esperando ser tuyo.

—A nosotros los Escorpios nos dicen muchas cosas: desconfiados, celosos, manipuladores, ambiciosos. —Avanza unos cuantos pasos hacia mí y alcanzo a distinguir algunos detalles más de su rostro: una pequeña cicatriz sobre la mejilla y tenues arrugas sobre la frente—. Pero hay un valor que apreciamos más que todos, uno que no estoy sorprendido de que haya sido pasado por alto por las demás Casas. La lealtad.

He compartido un secreto contigo como un gesto de bienvenida. Lo que hagas con él ahora depende de ti.

No dejaré que me intimides. He estado diciendo la verdad durante meses, y nadie quiso creerme. Hacerlo me ha costado casi todo lo que tengo. Ya me harté de tratar de ganarme la confianza de todo el mundo. Ahora les toca a ustedes tratar de ganarse la mía de nuevo.

Jamás he sabido lo que hay en mi corazón.

Ni sé si jamás quise saberlo.

Un hombre poderoso quiere que las personas sueñen con él, pero un líder quiere que las personas sueñen consigo mismas.

en un universo gobernado por el destino, nuestro poder reside en nuestras elecciones.