El proyector muestra una filmina. Han entrevistado a cien hombres que han vivido hasta los ochenta años de edad. De media, han pasado sus vidas de este modo: 23 años durmiendo, 20 trabajando, 6 comiendo, 5 bebiendo y fumando, otros 5 esperando a alguien, 4 pensando, 228 días lavándose la cara y los dientes, 26 jugando con los hijos, 18 haciéndose el nudo de la corbata. Y, por último, 46 horas de felicidad. La frase permanece iluminada, sin ningún comentario, en silencio. Una vida: 46 horas de felicidad. Bajan la intensidad de la luz, ponen una vela en el pupitre, traen mi fotografía ribeteada de luto, un folio y un bolígrafo.