Julieta Valero

Ahora esta es mi comprensión del diluvio.

Diez centímetros de humedad para que roten las galaxias, cambios que no se originan en cómodas estructuras mentales.

Lo que tu infancia no sea yo tampoco lo seré.

U PEQUEÑA MANO abandonada al sueño

y que mi miedo observa como súcubo en la rama del

asombro: eras inconcebible como la.

el vaporcillo de la ternura que

avanza,

toma impulso en los ojos de su madre,

íntegra y astrónoma,

hacia todo género de amanecer.

Antes que la voluntad, el cuerpo desafía a la muerte,
saca la basura, amanece y canta en idiomas remotos.

Existe un erizo de madera cuyas púas pequeños conos de colores hasta diez que se sacan esparcen por el fondo alfombra marino cuando el caos era lúdico aceptable virtud cacao se decía

Tu forma de ser madre, madre que
por fin no es la mía esférica unitaria equivalente a ti
teta que todas las ciencias concita
acuerdo en el sector conservador del Olimpo

Agosto como una llanura final

donde aún sólo sucede eso, la llanura, presente horizontal. Pero sobreviene el mar, el final del verano, la comunidad en su apogeo de relojes y yo sigo sin comprender qué (me) ha pasado. Hay una mujer en mí que aún no es la madre y que está detenida o que nunca será la que es madre y fluctúa como un otro sistema sanguíneo de esta no unidad