Tienes que cumplir con tu deber, es decir, has de hacer lo correcto, incluso cuando las consecuencias vayan en contra de tu felicidad o la de la persona a la que amas. Si quieres, puedes no afrontar tu deber, pero al menos no intentes convencerme de que el incumplimiento de tus obligaciones morales es lo correcto. Eso es tan solo un autoengaño para mantener a la conciencia tranquila.