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Susan Cain

  • Bonzo Poehas quoted9 months ago
    De hecho, la presencia de virtudes destacadas en unas áreas de la vida presupone la privación de la energía necesaria en otras.

    ALLEN SHAWN
  • Bonzo Poehas quoted9 months ago
    La introversión —junto con la sensibilidad, la seriedad y la timidez, primos hermanos suyos— ha pasado a ser un rasgo de personalidad de segunda que situamos en algún punto intermedio entre lo decepcionante y lo patológico. Los introvertidos que viven bajo el ideal extrovertido son como mujeres en un mundo de hombres: se ven menospreciados por un rasgo que habita en la médula misma de lo que son.
  • Bonzo Poehas quoted9 months ago
    La timidez es el miedo a la desaprobación social o a la humillación, en tanto que la introversión consiste en la preferencia de entornos que no estén excesivamente cargados de estímulos[36].
  • Bonzo Poehas quoted8 months ago
    Estados Unidos experimentó el cambio de una «cultura del carácter» a una «cultura de la personalidad», según la expresión empleada por el célebre historiador social Warren Susman, e inauguró con ello un período de angustias personales del que quizá no lleguemos nunca a recuperarnos[2].

    El ideal de la cultura del carácter era una persona seria, disciplinada y respetable. En él no importaba tanto la impresión que pudiese dar uno en público como la conducta que observara en privado. La palabra personality («personalidad») no existía en inglés hasta el siglo XVIII, la idea de «tener una gran personalidad» no se generalizó hasta el XX[3]. Sin embargo, al adoptar esta segunda cultura, los estadounidenses comenzaron a centrar su atención en cómo los percibían los demás, a sentirse cautivados por personajes atrevidos y divertidos. «El papel social que exigía la nueva cultura de la personalidad era el de un intérprete —al decir de Susman—: todo estadounidense debía convertirse en actor».
  • Bonzo Poehas quoted7 months ago
    Cierto capitalista de riesgo muy próspero que debe soportar a menudo las monsergas de jóvenes empresarios se mostraba frustrado por la incapacidad de sus colegas para distinguir entre el don para la oratoria y las verdaderas dotes de mando. «Me preocupa que haya personas ocupando puestos de autoridad por el simple hecho de hablar bien y que, sin embargo, carezcan de buenas ideas —aseveraba—. Es muy fácil confundir la verborrea con el talento. Se premia a quien parece un buen presentador, a aquel con quien da la impresión de que puede uno llevarse bien; pero ¿por qué? Sin duda son rasgos valiosos, aunque les damos demasiada importancia y no apreciamos lo suficiente la enjundia y el pensamiento crítico».
  • Bonzo Poehas quoted7 months ago
    No es que los introvertidos no podamos mostrar entusiasmo: es que no somos tan expresivos como los extrovertidos.
  • Bonzo Poehas quoted7 months ago
    Muchas de nuestras instituciones ciudadanas más importantes, desde las elecciones hasta los juicios con jurado popular o la idea misma del gobierno de la mayoría, dependen de las voces discrepantes. Sin embargo, cuando el grupo es capaz de cambiar literalmente nuestra percepción, y cuando el hecho de divergir dispara sentimientos primitivos, poderosos e inconscientes de rechazo, la buena salud de estas da la impresión de ser mucho más vulnerable de lo que pensamos.
  • Bonzo Poehas quoted7 months ago
    Los psicólogos debaten a menudo sobre la diferencia entre temperamento y personalidad. El primero se refiere a las pautas emocionales y de conducta innatas y de base biológica que pueden observarse durante los primeros años de vida, y el segundo, al complejo estofado que resulta después de añadir a la receta la influencia cultural y la experiencia personal del individuo. Hay quien dice que aquel constituye los cimientos, y este, el edificio[4].
  • Bonzo Poehas quoted7 months ago
    El gozo aparece en la frontera que se extiende entre el aburrimiento y la ansiedad, cuando los retos se hallan en equilibrio con la facultad para actuar de la persona.

    MIHALY CSIKSZENTMIHALYI[1]
  • Bonzo Poehas quoted7 months ago
    las personas sensibles muestran una complejidad poco frecuente en su forma de pensar. Tal cosa podría ayudar a explicar por qué las aburren las conversaciones insustanciales. «Para quien posee mecanismos de razonamiento más complicados, hablar del tiempo o de destinos vacacionales no reviste, ni de lejos, el mismo interés que dialogar sobre principios o moral[12]».
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