a tierra cede a la fábrica y al comercio el primer puesto como fuente de riqueza. La riqueza de la tierra, indestructiblemente ligada a las prerrogativas de la aristocracia de sangre, es sustituida por el capital industrial o comercial. La burguesía, compuesta por personas que, sin pertenecer a la nobleza, mueven las ruedas de la actividad económica, se hace dueña de los nuevos instrumentos de producción y se sobrepone a la aristocracia de sangre (la nobleza no trabaja porque eso la rebajaría: el trabajo es cosa de siervos y villanos). El hombre de negocios disputa posiciones al señor. Por otra parte, la fábrica sustituye al taller y en lugar del artesano surge —con el enorme volumen de su aporte y de sus necesidades— el proletario, que vende su trabajo por un salario. El artesano ya no se agrupará en gremios para defenderse de la competencia de otros artesanos. El obrero se agrupa en sindicatos para defenderse del capitalista.