—Querida, solo una cosa más.
—¿Sí? —murmuró Tina adormilada.
—Quiero que me prometas…
—Lo que quieras, lo que quieras, mamá querida.
—Bien, pues que al despedirte mañana, justo en el último momento, ya sabes…
—¿Sí?
—Tras haberte despedido de mí y de todo el mundo, justo cuando Lanning te esté ayudando a subir al carruaje…
—¿Sí?
—Que le des tu último beso a tía Charlotte. No lo olvides, el último de todos.