Kenia Cano

Minutos antes del fin del mundo, en una vorágine violenta que retrocedía el tiempo y reconfiguraba el espacio, los humanos se llenaron de pelaje en el cuerpo y fueron monos. Tuvieron escamas, se arrastraron y fueron reptiles. Se sumergieron en los mares, les salieron branquias y fueron peces, musgo, células, átomos... Nada.

A la par, en otra dimensión, un niño despertaba lentamente de un sueño en el cual podía hacer cualquier cosa, como inventar universos.

os libros son fantasmas. Los lectores, el lugar de las apariciones.

el matrimonio es una larga conversación, escribió Robert Louis Stevenson.

enfermedad era el pretexto perfecto para escrib

sílaba para llenarle el cerebro de plomo. El tercero, llorando, murmuró que no podía mentir, que también era ése que habían mencionado los anteriores, y que, al mismo tiempo, sin explicación alguna, era

Un hombre de dos cabezas, ¿es dos hombres? ¿Cuántos es frente a la sociedad? Es decir, ¿se contabiliza por su cuerpo, por su cerebro o por su se

Los sueños, esos artificios del inconsciente. Cuando uno intenta comprenderlos, entonces vienen las consecuencias. Usted, que ha tenido la misma pesadilla innumerables veces, sabe de lo que estoy hablan

Pista: Augusto Monterroso escribió una novela de siete palabras que fue repetida hasta el hartazgo por aquellos a los que sorprendía por su aparente brevedad, a tal grado que terminó siendo sobreexplotada por los teóricos para justificar artilugios intelectuale

reloj sueña con un Dalí que se derrite. Un elefante sueña con un Dalí de piernas gigantes, alargadas hasta el cielo. Una granada sueña con un Dalí que vomita a un pez dorado que, al mismo tiempo, vomita a un tig

ciempiés tiene un sueño luminoso en el que logra, entre otras suertes, cruzarse de brazos. Siempre ha anhelado, cuando hace un coraje o quiere expresar indiferencia, cruzarse de brazos, entr