Entonces estaríamos los dos en Dublín, dice Connell. Seguro que si nos encontrásemos por ahí harías como que no me conoces.
Marianne no dice nada al principio. Cuanto más dura su silencio más nervioso se pone, como si tal vez pudiera ser, en efecto, que fingiera no conocerlo, y la idea de no merecer su atención le genera un sentimiento de pánico, no solo respecto a Marianne, sino respecto a su futuro, respecto a lo que es posible para él.
Y entonces ella responde:
Yo nunca haría como si no te conociese, Connell.