A una niña le pueden romper las piernas a golpes
y no significa nada.
Pueden violarla.
Pueden traficar con ella.
Pueden abofetearla hasta que se desangre.
Y violarla otra vez.
Y violarla cien veces más.
Hasta que no muere, eso no significa nada.
Hasta que no sea desmembrada
y encuentren sus trozos tirados por las esquinas de la ciudad,
no significará nada.
Solo si muere, merece atención.
Merece un homenaje.
Merece salir en los periódicos.
Merece que la maldita Europa se manifieste.
Por eso mamá no salió en los putos periódicos
hasta que apareció muerta en una cuneta.