Annabel Pitcher

soy Tess Turner, Plutón en el Sistema Solar de la vida, que ya no tiene la necesidad de impresionar a Jack o de responder a sus preguntas, algo que me tengo que repetir una y otra vez porque me va a costar acostumbrarme.

Necesito datos, hechos innegables, redactados en blanco y negro en un documento oficial con un índice en el que pueda buscar los secretos de mí misma y encontrar las respuestas.

Hablarlo lo haría real, y todavía no estoy preparada para eso.

La aparto bruscamente porque ahora tengo límites, unas fronteras que defenderé cueste lo que cueste

Su mirada es de comprensión, paciente y amable, así que extiendo la mano y lo cojo con delicadeza para observarlo en detalle por primera vez. Tiene la boca abierta, pero no dice ni una palabra.

el silencio es muy poderoso, pero las palabras lo son aún más.

Un leopardo no puede cambiar su estampado, un perro no puede cambiar su carácter y un planeta no puede cambiar su posición en el universo

Tú eres como Plutón: te sientes mucho más a gusto en soledad. —Me dedicó una sonrisa plagada de arrugas—. No hay nada de malo en ello.

Soy grande, soy fuerte y soy poderosa: una chica de proporciones montañosas, que no puede ser conquistada fácilmente.

Le prometí a un perro blanco y peludo que sería una niña mejor, la hija perfecta para el padre perfecto. De manera que, poco a poco, dejé de ser yo misma para convertirme en el exacto reflejo de mi padre. Pero, por mucho que me esforzara, nunca acababa de conseguirlo.