Las virtudes más excelsas del alma humana, sus grandes victorias y sus más espléndidas hazañas, son siempre aquellas que nadie puede ver, o que apenas alcanzamos a percibir. Cada respuesta positiva del corazón humano al Amor desinteresado y cada victoria que consigue sobre el amor propio, se convierten en una nueva flor en el árbol del Amor.